lunes, 22 de octubre de 2018

Cotidianidad

Decido hacerme invisible.
Desaparecer.
Y me escondo.
Salto, mínima, entre la lechuga,
la cebolla, el tomate.
Me deslizo entre los panes,
absorbo un poco del queso,
y cuando me seco,
salto a la bebida.
Me llama el naranja de la fanta,
que se enfría ante los cubos de hielo.
Saboreo el chocolate, el caramelo.
Un día M&M's,
otro oreo,
hasta llegar a los cacahuetes.
Abro los ojos,
no soy invisible,
son 7,20
y le entrego su recibo al cliente.

martes, 18 de septiembre de 2018

Cuatro paradas

Decidida a perderme,
decidida a perder la noción del mundo,
miraba el cristal,
como un escudo,
e imaginaba otro a mi lado,
rogando la distancia del tacto,
del compartir puesto público,
aún sabiendo mi imposible.
Tu hombro rozó el mío,
me miraste a través de tu propio cristal,
y sonreíste. Sincero. Genuino.
Devolví esa sonrisa con mis ojos,
vi tus manos, seguras y fuertes,
sujetando un misterio del siglo XVII,
no sabía cuanto duraría,
el tiempo siempre tan escurridizo,
tan en contra,
y te pregunté por él,
por el tiempo,
y reíste de nuevo,
solo respondiste tu nombre,
quizás, ya sabías
que las uniones efímeras,
no duran más de cuatro paradas.