No tengo mucho que
decir, parece que cuando se trata de ti, las palabras huyen, salen corriendo
como almas en pena. Ellas tienen más miedo que yo de enfrentarse a lo que
representas, y es que, tienen la obligación de definirte, de establecerte y hacerte
compresible para el mundo, ¡vaya tarea!
Las palabras saben de
tu condición efímera, no hay forma de describir a alguien que vive en un viaje
constante, donde su cuerpo y sus emociones se desplazan por embarcaciones
diferentes. Pensar en la unión de tus elementos es lo más distante e irreal que
puedo proponerme. Eres una fracción tan marcada que resulta imposible luchar
contra eso. Mis palabras lo saben, así
que no, no abarcan tu todo, prefieren ir a tu paso, por partes.
Tus ojos que siempre
están omnipresentes. Ojos inmaculados e indestructibles, rayos que descifran y
que atraviesan cuerpos, no es su color o su forma, es la potencia que ellos
impregnan, sí, son un poder desestabilizador, ¡y pobre de mi cuerpo!, que sigue
luchando contra eso. Son un poder sacro, su fuerza traspasa los límites de la
intimidad, y sin fecha de caducidad, arman un hogar en el cuerpo ajeno, en mi
cuerpo. Al parecer, tus ojos y ese
salvaje instinto del deseo son las únicas cosas de ti que no viajan. Resulta
tan deprimente y, a la vez, tan palpitante, que de ti solo tenga los ojos y el
deseo. Unos ojos que solo son capaces de abrir pero que se rehúsan a mostrar.
Unas ventanas que niegan lo que esconden. Unos agujeros cerrados al alma. Y un
deseo palpitante que no cesa. Amo ese
deseo, pero es tan quebradizo.
Eres nómada, siempre te
presentaste de esa forma, yo no quise verlo, pensé que podía sujetar esa alma tuya
que no conoce lo establecido. Soñé, sí, soñé con eso, y las palabras ya me
avisaban que me equivocaba, y poco a poco se han unido a ti, hasta desaparecer
contigo en uno de tus viajes interminables y dejarme carente. Sentada en este
sillón admito que no tengo mucho que decir, me quedé sin las palabras, y ahora
solo tengo mi cobija, mi pañuelo y una garantía lejana de que algún día pueda
dejar de quebrarme ante tu recuerdo desdibujado por la página en blanco.
Increíble!
ResponderEliminarHermoso!!
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